jueves, 26 de julio de 2007

Primero lo primero: Hablemos de Julio


Julio es uno de esos tipos que al parecer hacen brujería para gustarle a tanta gente. Julio es bajito y panzón y tan anticuado que podría anunciarse como viajero del tiempo proveniente de los años cuarenta. Julio es calvo y el poco pelo que sobrevive al paso de las angustias y los años es canoso y ensortijado. Julio es feo, lo sé, y lo saben todas las demás. Sin embargo, algo indescriptible emana de sus ojos encontrados y hechiza a quienes tienen la mala suerte de acercársele. Es como aquella fiera mitológica a la que nadie podía ver a los ojos, so pena de petrificarse. Julio encanta y enamora con su voz afeminada, con sus uñas recortadas con los dientes, con todo lo que lo hace ser un antihéroe.

Apostaría uno de mis senos a que Julio se cepilla los dientes sólo dos veces por semana y, aún así, una larga fila de mujeres mataría por robarle un beso. De hecho, he llegado a sospechar que un beso de Julio debe ser impersonal y frío, con los labios casi cerrados y sin dinamismo alguno porque, ¿saben? Estoy casi segura de que Julio usa plancha.

Y antes de enfilarse a dejarme la pregunta del millón en la sección de “Comentarios” les aclaro lo evidente: Estoy consciente de que es feo y, para colmo, está casado. Sé que no tiene dinero y si lo tuviera no lo pondría al alcance de alguna de sus barraganas. Juro por mi vida que no es un asunto de estatus, de conveniencia, y lo más importante del caso: No sé por qué lo quiero para mí.

2 comentarios:

Keyly dijo...

Es simple, las mujeres somos incomprensibles y algo o muy caprichosas...
Tranquila que no eres la única que se lo pregunta..
Un beso! =)

3rn3st0 dijo...

Mi primera visita, mi segunda lectura. No debe ser tan malo Julio que con tantos defectos aún quieras que sea tuyo.

Sigo adelante :-)